San Pablo, durante su primer viaje misionero a través de Asia Menor, expulsado de Antioquia de Pisidia, llegó a Iconio (Actos 13, 51).
Por su posición geográfica, esta ciudad de Galatia fue importante para los pueblos que se alternaron en esta región y muchas veces fue capital.
El Apóstol llegó aquí, anunció el Evangelio y creó una fervorosa comunidad cristiana. El odio de los judíos lo obligó pronto a alejarse de esta ciudad. Volvió aquí otras veces (Actos 14, 21) para animar y exhortar.
La ciudad de Konya aún lo recuerda; en efecto, tiene una pequeíña iglesia dedicada a él.
Los Padres Asuncionistas la construyeron en el año 1910; ellos ayudaban a las familias de técnicos franceses que trabajaron aquí unos decenios. Esta iglesia es la única restante da las muchas que la ciudad tenía. Las otras fueron destruidas o transformadas en mezquitas a medida que la comunidad cristiana iba disminuéndose.
En esta misma iglesia se
recuerdan también a Santa Tecla y a San Timóteo. Tecla aceptó el anuncio del
Apóstol y quiso quedarse virgen por amor de Jesús, a pesar de los sufrimientos
de muchas persecuciones. Murió en
Seleucia; la catedral de Milán la recuerda y el 23 de septiembre es el día
dedicado a ella. Timóteo, nacido en Listra, pequeña ciudad distante unos
cuarenta kilómetros, fue un discípulo conocido y apreciado tambièn por los
cristianos de Iconio (Actos 16, 1-2); San Pablo, que quiso que fuera su compañero
de viaje y despuès obispo de Efeso, le invió dos cartas.
Estos santos son unos ejemplos de muchos otros que hicieron gloriosa la
Iglesia de Iconio. [Conone e hijo de doce anos, mártires, 29/5; Terencio,
obispo y mártir, 21/6; Apolonio, mártir crucificado, 10/7; Marciano, mártir,
11/7; Curónoto, obispo mártir, 12/9; Trifenna y Trifosa, discípulas de San
Pablo como Tecla, 10/11; Anfilochio, obispo, compañero de Basilio y Gregorio
N., 23/11].
Esta pequeña iglesia, que tiene una hermosa fachada gótico-francesa, acoge
ahora a los grupos de pelegrinos que siguen las etapas del camino del Apóstol
de los pueblos.
Gracias
a la ayuda del Arzobispo de Izmir- Konya y a la presencia de dos hermanas de la
Hermandad Jesús Resucitado de Tavodo (Trento – Italia), la pequeñísima
comunidad de cristianos católicos se reune aquí cada semana para rezar y
escuchar la Palabra de Dios que los apóstoles nos han transmitido en su gran
amor por Jesús, Maestro, Señor y Pan de nuestra vida.